Paddy's Day - Una mini aventura de D&D
Aventura D&D – marzo, 2017
MINIQUEST PADDY’S DAY.
UN PUÑADO DE ARCOÍRIS.
La noche se vuelve turbia. Ráfagas de aire cruzado comienzan
a soplar de todo el alrededor, el horizonte se nubla y todo se pierde en una
oscuridad sobrenatural. El cielo sobre su grupo de aventureros y se convierte
en una espesa masa cerrada, logran apreciar los bordes ondulados de las nubes
cuando un relámpago atraviesa el firmamento encapsulando el resplandor en la
neblinosa aglomeración. El estruendo de los truenos hace eco en el vacío de la
oscuridad que los rodea.
Justo en el cenit se comienza a remolinear la masa de nubes,
formando un vértice que lentamente desciende a manera de torbellino.
Inesperadamente, revienta y un intenso resplandor emite de la ruptura. Sus ojos
sienten el dolor de la súbita luz y para cuando logran acostumbrarse, ven el
colorido trazado de un arcoíris que cae desde las nubes hasta el suelo,
haciendo un leve arco, pueden ver como el extremo que toca la tierra descansa
no muy lejos de donde están.
El arcoíris los conduce hasta la entrada a una caverna al
costado de una colina. El rústico pórtico muestra la roca desnuda y se pueden
ver marcas de alguna herramienta, no muy dentro, se ve una parte de la caverna
y otra de mampostería de la misma roca. Ahí se aprecia una puerta cerrada. La
puerta no es muy grande, a lo sumo de metro y medio de altura, se ve que tiene
mucho tiempo ahí, pues se notan los embates del clima, de su derruida madera,
se ve un vestigio de que alguna vez estuvo pintada de un vibrante color verde,
su pomo, es una asa de bronce, oxidada por el paso del tiempo.
Al entrar, observan un
pintoresco interior amueblado, como si fuera una choza cualquiera. Una mesa al
centro presenta platones con varios ingredientes comestibles, pan, hierbas y
vegetales. A un lado hay una pequeña cama y al otro un armario. Cuando entran,
desde el rincón más alejado escuchan una inquietante voz:
“¿Qué rayos hacen en mi
casa?” – Advierte un
hombrecillo de atuendo folclórico y espesas barbas rojas. Haciendo un rudo ademán,
les grita: “¿Acaso están tras mis
amuletos de la suerte? Pues nunca los tendrán.” Con su mano, crea una aparición en la pared, parece un espejo
de agua pero totalmente vertical. Mece su mano y el mágico líquido comienza a
dar vueltas en forma de espiral, cuando pega un brinco y desaparece en el
charco.
DEL OTRO LADO DEL
ESPEJO.
Al cruzar el portal, se encuentran en un lugar cavernoso. La
amplia galería es un recinto cavernoso natural, con grandes estalactitas y
estalagmitas de todos los tamaños imaginados. Lo curioso de este lugar, es que
está plagado de cristales de muchos colores, las formaciones cristalinas emiten
una luminiscencia que se mezcla iluminando todo el lugar en un tono ambarino.
En frente, ven como el hombrecillo les hace una señal ruda y pega un brinco para
desaparecer tras una roca. Al avanzar por
la caverna, pasan varias estructuras rocosas llenas de cristales. Los efectos
mágicos pareces fluctuar en este lugar, los encantamientos arcanos producen
contracciones mágicas impredecibles.
Llegan a un claro más o menos nivelado. Ahí se erige un
edificio hecho con grandes bloques de piedra. Una construcción irregular en sus
lados y bordes, el techo tiene varias vigas y salientes de madera y el musgo
adorna las paredes como si fuera pintura. Varios cristales se encuentran en
algunas partes del edificio y una agradable música emana del interior. No se
aprecian ventanas, pero una puerta de madera roja parece ser la entrada al
lugar.
Entran y observan todo tipo de criaturas fantásticas:
hadas, faunos, duendes, trolls y gnomos. Todos conviviendo dentro de lo que
familiarmente llamarían una taberna. Los ven y la música se detiene, un segundo
de silencio ocupa el lugar, cuando de algún lugar alguien grita: “¡Ahhh, terranos, huyan!” Todas las
criaturas comienzan a moverse vigorosamente y a escapar del lugar, algunos
desaparecen mágicamente, mientras otros más pequeños se deslizan de entre las
rocas.
TRES, TRISTES Y BORRACHOS
TROLLS.
“Terranos, este no es
lugar para ustedes ¡más vale que se larguen!” Exclama un troll, mientras camina amenazantemente
hacia el grupo. Otro se levanta de una mesa y la golpea, destrozándola en mil
pedazos, un tercero sale de la parte de atrás, haciendo a un lado a las
criaturas que revolotean en el lugar, se empina un tarro y después del largo
trago, eructa: “¡sí!”
Mientras los tres amenazantes trolls caminan hacia el grupo,
las demás criaturas escapan del lugar. Algunos duendes pasan entre las piernas
de los aventureros; una hada casi choca con la cara de otro, sólo para
desaparecer en una mini explosión de polvo de hadas. La confusión revolotea,
pero los tres trolls se ven decididos.
Estos, no son como los trolls de la superficie, son mucho más
encorvados, anchos y robustos. Sus espaldas están cubiertas de musgo, pasto y
uno que otro hongo que sobresale de su cuerpo. Sus narices son anchas y sus
ojos brillan dentro de sus cuencas como una brasa a punto de extinguirse.
Entre golpes y cachetadas. Los trolls, cada vez que se
encuentran con un tarro de cerveza, lo beben. Al hacer eso, eructan con tal
fuerza que una llamarada de fuego sale disparada de sus bocas. La batalla
transcurre y a pesar de las calamidades de los efectos secundarios de la magia,
logran prevalecer.
LUCKY CHARMS.
Tras derrotar a los tres trolls, ven al hombrecillo que se da
cuenta que ha sido descubierto, sujeta su morral y voltea para los lados, no
viendo una ruta de escape, se introduce en un hoyuelo de un muro. A duras penas
logra pasar y desde el otro lado les grita: “Ja,
ja, ja, zopencos. ¡Nunca tendrán mis amuletos de la suerte!”
Eventualmente logran alcanzar al hombrecillo y lo acorralan
en una parte donde las rocas y salientes dificultan el avance. Sin más a donde
ir, el hombrecillo los enfrenta. Tiene suma suerte en el combate, sus ataques
requieren mucho esfuerzo para logar pegarle, pero rápidamente conectan un golpe
mortal.
Al matarlo, el hombrecillo explota con un chiflido. Entre
confeti y cintas de colores, se genera una explosión de monedas de oro,
chocolates y tréboles; además, también unos cuantos artefactos mágicos caen al
suelo.
¡Feliz día de San Patricio!
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