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Mostrando las entradas de septiembre, 2010

Francis y el gnomo

Aun recuerdo su sonrisa; su peculiar manera de estremecerse al reír era mucho más gracioso, creo que nunca la comprendimos por completo, era una niña introvertida y a veces no le prestábamos la suficiente atención; pero como muchas cosas en la vida, uno no se da cuenta de sus errores hasta que es demasiado tarde, hasta ese día, sentíamos que ella era simplemente una niña solitaria con demasiada imaginación, que nos inventaba historias para llamar la atención, ahora creo que no es común ver a una niña solitaria tan alegre. Cuando vivíamos en la ciudad, éramos una familia de lo más común, nuestro hijo Bobby iba a la secundaria, y como cualquier adolescente le fue muy duro el cambio de ambiente, dejar atrás a sus amigos, sus lugares y costumbres para venir a un lugar diferente lo hicieron, pues, como dirían los maestros, un niño rebelde. Cuando vives en la ciudad los únicos árboles que ves son en los parques, en cambio en este pequeño pueblo tenemos un gran bosque justo detrás